Medicina asombrosa y/o Futurista

Medicina asombrosa y-o Futurista 1De un tiempo a esta parte, veo unos artículos publicados, que me dejan con la boca abierta, son para abrir telenoticias todos los días, y sin embargo, en televisión, solo vemos telenoticias deprimentes y depresivos con bandejas de embutidos de todos los colores (chorizos y cerdos) por doquier; Mientras tanto los avances médicos espectaculares, quedan en poca cosa, y casi nadie se entera de nada.

Esto se acabó, cada tanto publicare unas entradas resumen, con lo mejor de los últimos días, son entradas con mucho que leer, pero creedme que si algo merece ser leído es aquello que va en pro de la humanidad, y no publicitar las miserias de la especie.

Olvidate de la diabetes

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Algunos padecimientos siguen utilizando tratamientos que se usan desde hace varias décadas, el mejor ejemplo es la diabetes donde quienes la padecen necesitan monitorizar periódicamente sus niveles de glucosa por medio de pinchazos, una técnica invasiva y molesta para las mayoría de las personas, pero que al día de hoy, salvo algunos proyectos en desarrollo, sigue siendo la forma más eficiente.

Hace dos años se dio a conocer un proyecto entre Novartis y Google que consistía en una lentilla «inteligente», que estaría equipada con un sensor para medir glucosa y enviar la información vía inalámbrica a un smartphone. Pero ahora nos encontramos con un interesante giro a la idea de Google, ya que acaban de presentar un sistema de lentillas y gafas que en conjunto medirían la glucosa, pero también serían capaces de liberar pequeñas dosis de medicamento en caso de necesitarlo.

Mejorando la calidad de vida del paciente diabético

Sae Kwan Hahn, profesor de ciencia de los materiales e ingeniería en la Universidad Pohang de Ciencia y Tecnología de Corea (POSTECH), acaba de presentar el proyecto en el Congreso Mundial de Biomateriales, el cual ha llamado la atención ya que no sólo podría ayudar a pacientes diabéticos, sino que también se podría adaptar para otras enfermedades y su tratamiento, como el caso del glaucoma.

El sistema consiste en una lentilla fabricada con dos capas de hidrogel de silicona suave, los circuitos están instalados en el anillo de la lente donde tenemos un sensor de glucosa electroquímico, un chip microcontrolador, un sistema de liberación de fármacos y una bobina de inducción, que es la encargada de suministrar energía para la comunicación inalámbrica. Por otro lado, las gafas estarán conectadas en todo momento a la lentilla, ya que serán las portadoras del medicamento que tendría capacidad para un mes de dosis.

Cuando los niveles de glucosa se incrementen, el chip enviará una señal inalámbrica a las gafas para que liberen una dosis de medicamento, además de que las gafas contarán con un pequeño LED que se encenderá en caso de los niveles de glucosa sean muy altos y se necesite la intervención del usuario.

En la primera demostración del sistema, la liberación de medicamento no fue automática, al encenderse el LED el usuario tiene que usar comandos de voz para suministrar el fármaco, pero se espera que en un futuro esto se pueda hacer en automático, para que así el paciente se olvide de su tratamiento y trate de llevar una vida normal.

En las primeras pruebas se colocó una solución de lagrimas artificiales para conocer el comportamiento del sistema, y en las tres personas portadoras de un prototipo por tres semanas, no se presentaron caídas accidentales de líquido, la dosis fue precisa y sin ningún tipo de daño. Su creador está seguro que existen compañías interesadas en su desarrollo y que éste podría ver la luz durante el siguiente año, además de que gracias a que podría llevar hasta un mes de dosis en las gafas, podría ser usado en una amplia gama de tratamientos.

 

La vacuna universal contra el cáncer

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Según publica Nature, un grupo de científicos alemanes acaba de dar un primer y muy positivo paso para desarrollar lo que podría ser la primera ‘vacuna universal contra el cáncer’. Los resultados de los primeros ensayos con humanos acaban de ser publicados y, junto con toda la investigación previa en ratones, sugieren que esta nueva técnica podría ser usada para activar el sistema inmune de los pacientes contra cualquier tipos de cáncer, no importa ni dónde esté ni de qué tipo sea.

La idea de usar el propio sistema inmune de los pacientes para luchar contra el cáncer no es nueva y, de hecho, este tipo de terapias están teniendo mucho éxito con determinados tipo de cáncer. Pero, hasta ahora, la necesidad de recurrir a técnicas de ingeniería genética las hacían largas y costosas. Esta nueva técnica, de confirmarse, podría ser un paso de gigante en la lucha contra el cáncer.

¿Una vacuna contra el cáncer?

Sí y no. Aunque estamos hablando de esta nueva técnica como ‘vacuna’ porque utiliza al propio sistema inmune para combatir la enfermedad, no es exactamente el mismo tipo de vacunas al que estamos acostumbrados. A diferencia de las vacunas normales, esta técnica está orientada a pacientes que ya tienen cáncer y no a aquellos que aún no lo tienen. El sistema inmune es nuestra principal baza contra cualquier tipo de enfermedad, pero en el caso del cáncer las células tumorales son tan parecidas a las células sanas que el sistema no es capaz de diferenciarlas adecuadamente.

Por eso, la idea básica consiste en ‘bombardear’ al sistema inmune del paciente con diminutos ‘dardos’ que contienen ARN específico de las células cancerígenas (concretamente, antígenos tumorales muy raros en células normales). De esta forma, se intenta ‘programar’ al sistema para identificar y atacar adecuadamente a las células cancerígenas. Aunque no es sencillo, porque el sistema inmune se resiste a atacar las células del propio cuerpo y, de hecho, los investigadores han ‘comprobado’ que la reacción inmunológica sólo es potente cuando el antígeno usado es muy raro; los estudios preliminares indican que se ha conseguido.

Una nueva forma de combatir el cáncer

La clave de la nueva técnica está precisamente en la ‘universalidad’. En teoría, modificando el ARN de los dardos, la técnica podría ser utilizada para atacar a cualquier tipo de cáncer. «Como en el caso de las vacunas, su fabricación es rápida y barata; y virtualmente cualquier antígeno tumoral puede utilizarse para desarrollarla» explicaba Ugur Sahin profesor de la Universidad Johannes Gutenberg en Alemania y director del equipo.

«Este enfoque inmunoterapeútico basado en nanopartículas de ARN podría convertirse en toda una nueva clase de vacunas contra el cáncer», comentan en Nature. Y bien puede ser así. Aunque, como es lógico, hemos de ser extremadamente prudentes. No sólo porque los modelos animales no siempre funcionan bien, sino porque además, esta nueva técnica ha sido probada sólo en tres pacientes y necesitaremos muchos más ensayos clínicos para evaluar su efectividad (y sus posibilidades clínicas reales). Pero más allá de esto, nuestros avances en el conocimiento del cáncer son, ya de por sí, una excelente noticia.

La bacteria resistente a todos los antibióticos

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Estados Unidos anunció que, por primera vez, una mujer de Pensilvania ha sido infectada por una bacteria resistente a los antibióticos de ‘último recurso’. Afortunadamente, la paciente se encuentra estable, pero el anuncio ha creado una gran alarma en todo el mundo.

«Este es el final del camino para los antibióticos a no ser que actuemos rápidamente», explicaba de urgencia Tom Frieden, director del CDC, el centro de control de enfermedades de EEUU. Y efectivamente está claro que es muy preocupante, pero ni es la primera bacteria resistente de este tipo que se encuentra, ni mucho menos es el fin del mundo.

Una resistencia conocida

Precisamente, los investigadores han descubierto esta resistencia al identificar el gen mcr-1 en el plásmido de la bacteria causante de la infección. Un gen que ya sabíamos que causaba resistencia a la colistina, el fármaco «de último recurso» en cuestión.

Lo sabemos, al menos, desde principios de 2015, cuando aparecieron las primeras informaciones que avisaban de la aparición del gen en la E. Coli. Los primeros avisos surgieron en China (lo cual no era del todo raro, el gigante asiático utiliza 12.000 toneladas de colistina cada año en la industria agro-ganadera), pero rápidamente se encontraron casos en Dinamarca, Holanda y Francia que hicieron a la UE cambiar el protocolo para el uso animal del antibiótico. La novedad hoy es que la mutación acaba de llegar a Estados Unidos.

La colistina, una clase de las polimixinas, fue descubierta en 1949 y se comenzó a usar terapeúticamente en Japón y Europa a finales de los 50. En los años ochenta, casi se dejó de usar en todo el mundo porque resultó ser muy tóxica para el riñón y el sistema nervioso. No obstante, a principios de siglo, la aparición de bacterias resistentes a todos los antibióticos disponibles hizo que volviera a usarse de nuevo. Eso sí, como ‘último recurso’ porque los daños que podía ocasionar hacían peligroso un uso más intensivo.

No es literalmente el último recurso

Es cierto que la situación cada vez es más grave. Aunque es verdad que la colistina no es el único antibiótico de ‘último recurso’. Otros como los carbapenemas también han visto reducida su efectividad por las resistencias durante los últimos años.

No obstante, de nada sirve caer en el alarmismo, hay que contextualizar. Por un lado, tenemos otros antibióticos tóxicos (como la tigeciclina) que también están disponibles. En general, las resistencias a los antibióticos están directamente vinculadas a su uso. Por eso, conforme avancen las resistencias, podremos ir recurriendo a medicaciones que hasta ahora no usábamos.

Por otro, aunque es tremendamente difícil, seguimos investigando y descubriendo nuevos antibióticos. Por ejemplo, el año pasado se descubrió la teixobactina que, aunque no servirá para combatir la E. coli, nos da esperanzas de que podamos seguir descubriendo nuevos medicamentos.

Además, los científicos no dejan de trabajar en el desarrollo de nuevas técnicas de ingeniería genética que permitan otro abordaje distinto frente a los virus y bacterias.

El anuncio del CDC es un fracaso colectivo en nuestra capacidad para controlar el abuso de antibióticos, pero debido a la falta de políticas integrales no es sorprendente. Como decíamos hace unos meses, la duda no es si existirá un mundo sin antibióticos, sino cuando será. Lo que sí está claro, pese al alarmismo, es que el fin del mundo no será hoy.

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